Viernes espacial (Sónar Viernes)
El viernes empezó el ajetreo, 18 horas seguidas de conciertos. Dos recintos. Y mucha más gente, desde primera hora la calma y contención que se percibía el jueves, se habían transformado en excitación.
Lo primero del jueves era ver a LCC las dos asturianas que dieron tanto de que hablar el año pasado en el mismo Sónar. En esta ocasión tocaban en el SónarComplex, una sala de actos, entré 5 minutos tarde con la sala casi repleta y sus paisajes sonoros ya estaban a medias. Sonidos orgánicos, sacudidas y texturas te mostraban su viaje por la naturaleza, una naturaleza vibrante no solo armónica y relajante.
Si en esta edición hay un escenario que se ha llevado la palma en los conciertos de día, este fue el SonarHall. El jueves acogió a Arca y el viernes era el turno de dos marcianos Evian Christ y Clark. Primero fue el turno de Evian Christ, el que avisa no es traidor. Antes de empezar el concierto se proyectaba en dos pantallas una advertencia bien grande, "Warning: Strobe Lighting in use". No se contuvo, desde buen inicio le dio al trance que unido a los 20 fluorescentes que tenia detrás, que se iban apagando y encendiendo intermitentemente, más otros juegos de luces produjo la histeria colectiva. Solamente los juegos visuales podían darte un ataque de epilepsia, pero junto al trance seco y áspero era demoledor. Este concierto llega a ser en el cierre de alguna noche y muchas cabezas se quedan en la Fira de Hospitalet para siempre.
Después de la locura de Evian Christ, Clark tenía un papelón. Aun así, repartió sus dosis de martillo pilón, ese sonido tan suyo entrecortado que rompe cualquier timpano. El concierto fueron idas y venidas de armonías intensas con momentos de agobio general. Tuvo al público controlado en todo momento, dirigió el tempo perfectamente. La puesta en escena fue la parte más floja, simplemente dos bailarines paseándose por el escenario y muy poco color.
Un año más tarde de nuevo nos visitaba Moderat. No fue un concierto de presentación de álbum al uso, aunque los temas del último fueron el eje central de la actuación. Las transiciones se alargaban, se quedaban colgados en los ritmos y sintetizadores, usaron los graves de manera continua hasta que te hacían vibrar entero y te elevaban a una fantasía. Tuvieron el control total del SónarClub, subían los decibelios cuando veían y tranquilizaban los cuerpos a su antojo, no fue la mejor actuación por una razón, el sonido, flojo y con deficiencias, impropio de un escenario como el SónarClub. Imperdonable.
Después del delirio de Moderat era el turno de uno de los conciertos más esperados de este Sónar, Nicolas Jaar. De nuevo, coincidía con otros cabezas de cartel como Moderat (30 minutos se solapaban) y en esta edición la expectación era total, no cabía un alfiler en el escenario, era el hype del festival. Se mantuvo en las sombras durante el concierto, quiso ofrecer solo su música. En los momentos que tocó temas como "No" o "Three Sides of Nazareth" el público respiraba al mismo ritmo. La hora y media del concierto más íntimo de la noche estuvo llena de emociones y calidez, además de coincidir la mejor proporción de femme fatales que se dio en el festival.
De cara al Sónar+D, aquella mañana probamos varias actividades de Realidad Virtual, parece que no avanzamos demasiado. Nos quedan muchas horas de programar y reprogramar. Los contenidos eran de calidad media y con poco significado.
*Imágenes cedidas por Sónar Festival
Por Chus Martínez y su Conjunto
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