The leftovers, que traducido al castellano, sería algo así como "las sobras" es una serie de televisión de la firma HBO (la gente de The wire, True detective o Juego de tronos entre otras) y cuenta cómo un 2% de la población (140 millones de personas ni más ni menos) de repente un 14 de Octubre desaparecieron. Se esfumaron. Dejaron de existir.
Una vez asumimos el punto de partida, del que nunca jamás obtendremos una explicación, ni la buscaremos, la serie se centra en de qué manera afectó este acontecimiento a los que se quedaron. Y nos daremos cuenta de que las cosas no fueron muy bien. Se quedaron aquí (sea lo que sea el aquí) las sobras.
Aunque lo irónico de la situación, es que a la gran mayoría, las cosas ya no les iban bien antes del suceso y que este punto de inflexión solo acentuó aún más la soledad, tristeza y desazón de cada uno de ellos. Con algunos pequeños flashbacks conoceremos porqué cada uno de ellos eligió su manera de afrontar la pérdida de seres queridos.
La serie se centra en la familia Garvey formada por Kevin (interpretado por un majestuoso Justin Theroux en el papel de su vida) y su hija Jill (que empieza como una adolescente asquerosa para poco a poco encontar su lugar en la serie).
En su momento, la familia también la formaban Laurie (ex-mujer de Kevin y que se nos presenta como parte de una secta) y Tom (hijo de Laurie e hijastro de Kevin dentro de otra secta).
A su alrededor, se teje toda una historia de supervivencia y de intento, no siempre logrado, de búsqueda de felicidad de cada uno de sus personajes.
Poco a poco, se van sumando nuevos actores y actrices, historias paralelas y situaciones inverosímiles. Sectas, sanadores, párrocos, adolescentes idiotas, dementes, personajes imaginarios...y Nora Durst.
Nora Durts es quien dentro de su toda su tristeza, da felicidad a Kevin. Nora es un personaje que crece de manera exponencial para ser co-protagonista de toda la historia.
En resumen, toda una colección de situaciones que nos recuerda a los mejores momentos de Twin Peaks.
The leftovers, no deja de ser una historia de personajes, donde descubriremos poco a poco las miserias de los humanos, sus temores, sus miedos, sus secretos y su infelicidad.
Personalmente
me gustó más la primera temporada. Cada capítulo abría nuevos pasos en el universo Leftovers, conocíamos nuevos personajes y como historias que parecían inconexas iban hilándose en un puzzle perfecto.
Momentos como la incinerización de Gladys en el más absoluto olvido, la búsqueda del pequeño niño Jesús, el ciervo, el cazador de perros, el dinero de Matt, y Patti en todo su esplendor comiéndose la pantalla en cada escena son ejemplos de porqué la primera temporada de la serie se convirtió desde el primer momento en uno de mis shows televisivos favoritos.
Casi con un cierre total de historia al que no le haría falta más, terminó la primer temporada con Kevin y Nora encontrando de alguna manera la felicidad. Pero ¿y el resto?. Bueno, en realidad ¿ y todos ellos? ¿Encontraron su lugar en el mundo?
Se abría la segunda temporada en un nuevo pueblo/escenario donde por suerte no desapareció nadie y que se ha convertido en lugar de peregrinación, con nuevos personajes y otros olvidados. Si bien es cierto que con menos fuerza que los de la primera temporada.
Como prólogo del primer episodio, una larga intro en la prehistoria que esconde mucho más de lo que parece como historia de supervivencia en un ejercicio cinematográfico cargado de emociones.
Tras esa larga intro, pasan muchas cosas, muy importantes que hasta mucho tiempo después no acabas de entender.
Y es en los últimos 3 capitulos de esta temporada, cuando todo vuelve a crecer y explotar. La vuelta de la secta fue clave con Liv Tyler apareciendo sólo dos capítulos y destrozando todo la tranquilidad.
El final
del 2x09 es pura magia cuando abren la puerta de la caravana...
PURA MAGIA al mejor estilo Lost.
Pero al final, lo que hace ENORME esta serie, son sus personajes, sus miserias y debilidades, su infelicidad.
El final de la segunda es una redención. Un final perfecto. Al final
Kevin encuentra su felicidad (al igual que en la primera temporada) y
ese es el mensaje: al final uno se siente realizado cuando de una manera u otra encuentra su felicidad. Kevin llora y nosotros entendemos en ese momento de qué va esta serie.
No va de misterios de ciencia ficción, ni es un thriller, ni siquiera un drama. Es la historia viva de lo que todos ansiamos: la felicidad.
Pd: mención especial a la Banda sonora. Sin la melodia de piano de Max Richter, nada se entiende.
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