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Future Islands @ Joy Eslava (22/10/2014)

¿Qué más se puede decir ya de Future Islands? Poquito. Tal vez esto sea lo único achacable al concierto que se vivió ayer en la Joy Eslava. Tal vez todo demasiado programado, tal vez supiéramos ya qué gestos haría Samuel T. Herring, tal vez conociéramos el repertorio, tal vez estuviésemos seguros, incluso, del resultado final. Tal vez, sí, pero ¿a quién le importa?

Desde luego, a la enorme cantidad de personas que hicieron cola a la entrada de la sala poco antes de que comenzaran a tocar los de Baltimore, no les importaba en absoluto. Seguramente ni se habían llegado a plantear ninguna de estas cuestiones. A las 9.30 daría comienzo la función y a las 9.30 me abría yo paso entre la gente para hacerme con un sitio en condiciones. Lo conseguí, claro, ventajas de ir "lonely". Y a los pocos minutos tenía a Samuel escupiéndome a la cara a varios metros de distancia. Pero antes; ojo. Todo empezó aquí. 

Future Islands - Joy Eslava


La actuación del grupo hace no demasiado en el Show de Letterman le dio al mismo un ascenso meteórico a la fama potenciado por medios y redes sociales. De repente alguien se fijó en la entrega del mentado frontman, sus peculiares y habilidosos bailes y, por supuesto, de lo bien compenetrados que se encontraban sus compañeros. Alguien lo compartió en twitter y de repente la emocionada reacción del bueno de Letterman al espectáculo se convirtió en tendencia. Alguien hizo un artículo para Pitchfork, algo dijeron los de NME, llegó a la Mondo Sonoro. Y de repente Future Islands pasaron a formar parte del grupo bandas que "molan". Y que mola que te molen, claro. Así es como funciona. Todo directamente desde el cajón de las bandas con cuidados trabajos a sus espaldas y una desproporcionadamente baja reputación. La pregunta ahora es ¿cómo cojones tardaron tanto?

Ayer todo esto se hizo visible e incluso palpable. Lleno hasta la bandera en Joy Eslava, una de las salas más grandes y emblemáticas de la capital, como un servidor con pocas tablas no la había visto jamás. Como es habitual cuando llega algo a la ciudad que ha tomado un cierto nivel de repercusión, se observaba gente de toda condición. Se salía un poco del ambiente repetitivo y tan estética y socialmente definido que se vive en eventos más cerrados y "selectos". Y esto, aunque sea difícil no mirar raro a ciertas personas como pensando qué narices están haciendo allí contigo, se agradece. ¡Acerquémonos a disfrutar todos de la música en directo, por favor! La heterogénea mezcla de aforo hizo más fácil el llevar una predisposición hedonista, de sinceras pretensiones de pasarlo bien. 

Sin más demora, en cuanto se desvaneció la música previa al bolo, se oyeron los primeros aplausos que se convirtieron en gran ovación en cuanto Samuel Herring, frontman de la banda y protagonista indiscutible y absoluto de la velada hizo aparición en escena. Ni siquiera habían empezado a tocar una sola nota y ya estaban totalmente bañados en un mar cálido de aplausos. Pudo ser un gran empujón. En seguida, nuestro amigo anunció que el primer tema sería Give Us the Wind y nada más abrir la boca por primera vez ya se había ganado a todo el mundo. Teclados, bajo y batería perfectamente acompasados llevaron en todo momento la carga sonora del espectáculo mientras el cantante y sus increíbles habilidades se encargaban de duplicar esta carga y añadirle otro potente peso emocional. Tanto era así que al poco tiempo era imposible concentrarse en otra cosa que no fuera Sam. Sus compañeros quedaron reducidos a mero relleno, mero sonido de fondo. Toda una procesión de movimientos imposibles de rodillas, golpes brutales en el pecho y marcadas mueca de felicidad, miedo, llanto e incluso afabilidad en la cara de nuestro amo, que nos tenía a todos con el collar puesto, llevaron el concierto a un punto de no retorno en Sun in the Morning que, un tema después de uno de los más vívidos, Back from the Tall Grass, acabó de sentenciar el partido. El estribillo fue el primero coreado potentemente por el público y la comunión (o sumisión) era ya total. 

Samuel Herring con un zoom que le otorga un aura borrosa 
Llamó la atención, por encima de todo lo que ya sabíamos que lo haría (esto es; bailecitos, sonidos guturales y saltos) la tremenda bipolaridad del showman que durante su función fue capaz tanto de llorar desconsolado tirado en el suelo como de emanar pura felicidad por todos los poros de su cuerpo. Entre canción y canción la sensación era, sin embargo, la de agradecimiento extremo y tal vez incluso cierta sonrojez ante la abrumadora cantidad de elogios y aplausos. La entrega era tal que Samu apenas podía disimular una sonrisilla cuando alguien le gritaba ¡guapo! No obstante, dentro de cada tema, y Future Islands los tiene muchos y muy variados, se tiraba al suelo a llorar como un bebé o se arrinconaba hundiendo la cabeza entra las piernas para, tras el agradecimiento rutinario, agitar sensualmente sus caderas en la siguiente pieza. Un encanto camaleónico el de alguien que se sabe el punto de mira de todos y a quien esto solo le hace motivarse más y más. Así, el sudor fue creciendo por su camisa progresivamente (al final era difícil encontrar una parte seca) alimentado por sus lágrimas e incluso por algo de sangre en su brazo izquierdo a la que no le dedicó más de cinco segundos. 

La banda fue mezclando temas de su último y aclamado trabajo Singles (2014) con otros de años anteriores mucho menos conocidos dando un resultado de envidiable solidez orquestal, de forma que cada tema que sonaba era un nuevo hit a oídos del público. Destacaron sin duda una poderosa Song For Our Grandfathers que es todo sinceridad y amor hacia nuestros abuelos ("Grandfather looking over me", canta Samuel) o esa Spirit que con su endiablado ritmo puso a bailar a todos poco antes de la primera despedida de la agrupación que, por supuesto, se fue brutalmente aclamada. Seasons (Waiting on You) llegó en algún momento de la velada como el tema del año que es y provocó sin duda el mayor éxtasis vivido en la hora y cuarto largas de actuación. El ritmo juguetón inicial de bajo hizo salivar como nunca al personal que se contoneó más bailongo que nunca y para cuando fuimos inundados por ese "As it breeeeaaaakssss!!" me parece imposible que hubiera alguien quieto totalmente en el lugar. "Cause I´ve been waiting on you-u" canta Herring, y consigue que todos nos sintamos aludidos. Durante la hora que estuvieron descargando su poderoso repertorio destacaron los momento tugulares en los que su música adquirió matices que no aparecen en sus discos de estudio. Una forma de hacer que todo el mundo abriera la boca y pasase instantaneamente a aclamarles cuando Samuel entraba en modo demonio y sacaba la voz de sus entrañas.

Finalmente, la banda debidamente documentada en otro show.
Volvieron, claro, para un bis formado por tres canciones: Fall From Grace, Vireo´s Eye y Little Dreamer. Toda una delicia para cerrar uno de los espectáculos más redondos de los que he podido disfrutar jamás y saciar las ansias de una ciudad de acoger en su noche a una estrella fugaz como lo es Future Islands. La banda del momento desde hace meses, una tendencia en todo momento pero justificada con un gran directo y una actitud decidida llevada a cabo de una forma sincera y seria. ¿Un deseo posterior a este concierto? Que no se trate de una estrella tan fugaz y vuelvan a visitarnos pronto.

Alv.

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