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Azuqueca Live 2014: Vetusta Morla

Viernes 26 de septiembre del presente año 2014. Azuqueca de Henares, una pequeña localidad en la provincia de Guadalajara (Castilla-La Mancha, como más tarde nos recordarían los chicos de Love of Lesbian) celebrando sus fiestas patronales. Un iluminado al que se le ocurre sumarse a la ola de festivales que asola este nuestro despedazado país. Un éxito asegurado. Más tarde y más cansado de lo que me hubiera gustado, y no sin rebuscar el recinto de conciertos durante un desconcertante rato, me planté en las taquillas del lugar. Fácil, rápido y amablemente, tal y como nos trataron previamente (ya podrían algunos tomar ejemplo), la gente de la organización me proporcionó una buena inyección de dopamina acompañada del primer pase de prensa que he utilizado en mi vida. Un precioso detalle para con esta nuestra gran pequeña y humilde pero ambiciosa web.
Estaban acabando su show habitual La Pegatina cuando pude acceder al recinto. Un campo de fútbol al aire libre muy bien acondicionado para la ocasión con un mullido forraje de plástico. La cosa pintaba bien desde el principio, aparecía cercano el escenario, de un tamaño nada despreciable y con muy poco que envidiar a otros de festivales de dimensiones mucho mayores. Sin abusar de enormes hileras de altavoces laterales ni una gran torre de sonido que partiera demasiado el lugar. Tirando también, con gran acierto, de los amplificadores dentro del propio escenario, algo que es beneficioso a partes iguales para músicos y espectadores.
Para nada ocupaba el sitio un aforo desmesurado como ocurre a menudo en este tipo de eventos. Se estaba muy a gusto, oiga. Faltaron varios baños portátiles más para saciar las ganas de todo el que necesitaba asistir al acusado, eso sí. Un público de una edad media entre los 20 y 30 años contribuyó probablemente en gran parte a la comodidad dentro; cero agobios, lo cual se agradeció toda la noche. 

Tranquilamente y sin agobios.
Al caso, que los chicos de La Pegatina estaban dando otro de sus divertidos espectáculos lúdico-festivos cuando llegué allí, y pude comprobar de nuevo lo bien que les funciona el asunto. En los 10 minutos que tardé en atravesar colas y demás y plantarme entre el público puedo jurar que no tocaron una sola canción completa y aún así nadie de entre el público había perdido el hilo. Dispararon toda una suerte de efectivos artilugios vocales, repescaron clásicos inmortales a su manera y atacaron finalmente con los hits que todo el mundo conoce. Una última referencia antes de que acabaran seguro que hizo pensar a más de uno. Nos desearon a todos el mayor disfrute posible con las bandas que les seguirían, Love of Lesbian y Vetusta Morla, de las que remarcaron su estilo totalmente distinto. Una señal, para ellos, de que el público se está entregando finalmente al eclecticismo de la escena nacional, algo que les gusta, mucho. Bueno... Mola su optimismo pero bajo mi punto de vista la consolidación de eventos como el de Azuqueca se debe más al haber encontrado un nicho de mercado al que es siempre seguro apostar con toda una suerte de bandas que se repiten una y otra vez. No deja de estar bien que se paseen también por los rincones más escondidos de nuestra geografía, pero no hay motivo para alegrarse ahora por estos éxitos si no lo hicimos hace unos 4 o 5 años, los que llevan consolidándose las bandas alternativas españolas que todos conocemos como grandes triunfadoras a la hora de vender entradas para un concierto. No vamos a ponernos a discutir sobre esto, pero la escena, lejos del eclecticismo, se encuentra encasillada, en mi opinión, en cuatro grupos que van a garantizar la viabilidad del evento mientras otras apuestas más atrevidas e interesantes se quedan en la estacada. 

Al lío. La suerte de adolescentes y ya no tan adolescentes espectadores que se habían desplazado al lugar estaban allí más por Vetusta Morla que por cualquier otra cosa. Una banda que ha firmado uno de los discos de los que más he abusado este año, sin ningún tipo de vergüenza, que me quiten lo escuchado. Un trabajo, La Deriva, que ha acabado de consolidar a estos chicos de Tres Cantos como el grupo más masivo de los que pueblan año tras año los festivales españoles. Y con razón. Un trabajo que recoge ideas de los dos anteriores, con las ideas aún más claras y con muchas nuevas, lo que lo convierte sin duda en el más sólido de su carrera hasta ahora. Un álbum que no deja tanto espacio a ambientes y ensoñaciones sino que permite el paso a diálogos más directos y pasajes más definidos pero igual de evocadores. Un éxito, el suyo, merecido y extendido por distintos grupos de consumidores que van de adolescentes en plena pubertad a universitarios sin dejar de lado a treintañeros e incluso padres y madres de familia. Algo que ha acabado de situarles en lo más alto y que es un efecto que Love of Lesbian llevaba ya provocando desde hace unos años.

Aún queda esperanza en la Deriva
Pucho, cantante y cara visible de la formación, fue el primero en aparecer por el escenario, atreviéndose con una percusión introductoria con un pequeño set independiente de la batería, mientras sus compañeros se sumaban poco a poco al mando de sus respectivos instrumentos.
El que tal vez sea el tema más Vetusta Morla, el más ambiental y reconocible del nuevo trabajo y que lleva además el nombre del mismo, fue el encargado de abrir el espectáculo, como en cada concierto de una gira que próximamente abandonará España para llevarles por el nuevo continente y que tendrá un previsible regreso triunfal-final en el Palacio de los Deportes de Madrid (¿o Barclays Center?) en mayo del próximo año. Un tema insignia de la banda que tal vez sonara demasiado flojo. Un poco más de volumen parecían pedir el bajo y la percusión, lo que se les fue concedido progresivamente en las siguientes canciones. Continuaron con cuatro temas también pertenecientes a La Deriva que fueron los mejor acogidos por el público. Fuego, la historia de una tribu de indígenas que desapareció aniquilada por la gripe después de que se les fueran entregadas prendas de abrigos como intencionada ayuda, y Pirómanos, con ese enorme cresciendo tan característico de la banda, exploraron su faceta más ígnea. Golpe Maestro fue coreada como el hit indiscutible que es, con toda su rabia social que le viene al pelo al momento que se vive por estos lares mientras La Mosca en tu Pared exploró la cara más introspectiva de la formación. Ese bajo fuerte y contundente es una delicia en un tema que no para de crecer hasta que explota para deleite de tus oídos como la primera vez. "Si al despertar...."

El set en directo contribuyó sobremanera a la ejecución perfecta de lo ensayado, con esas luces como procedentes de otro planeta (o de un concierto de Radiohead) desplegadas por todo el escenario y su consiguiente juego además del equipo de humo y las proyecciones traseras. Unas proyecciones que nos situaban en el contexto de cada canción de una forma simple pero muy resultona, utilizando leds monocromáticos para dibujar todo tipo de figuras en movimiento desde ciclistas a corredores e incluso aves. 

Prosiguieron con temas rescatados de sus dos primeros trabajos, la tremendamente bien acogida por el público Lo que te Hace Grande encarriló sin duda el concierto, todo pareció ponerse al volumen adecuado al instante. Un Día en el Mundo y Sálvese Quién Pueda culminaron la faena, esta última con un precioso inicio casi a capella entre Pucho y público que dio paso a la parte más musculosa de un tema que es todo un himno para la banda. Cuarteles de Invierno y las más alegres La Grieta y Tour de Francia ampliaron el repertorio "derivero", esta última oda estival que a más de uno (hola!) le vino al pelo para despedir este verano que ya está más que acabado. Mapas, canción homónima de su segundo álbum de estudio, añadió también su parte guitarrera. De verdad, ese bajo. Había oído y leído una gran cantidad de críticas a los arreglos de corte más electrónico de la banda en directo, sobre todo a los temas más antiguos y en fin... Al menos de lo que yo vi me parecieron unos arreglos de lo más discretos y acertados, una gran iniciativa de la banda por darle otro toque a sus piezas menos actuales. 


En lo que a los que estuvieron allí respecta, el momento cumbre del bolo llegó con el gran hit que los dio a conocer, Copenhague, en su versión más minimalista. Al principio la voz iba acompañada por una ligera percusión y unos breves y fugaces acordes de guitarra sepultados por las voces de los asistentes. Aquí entra en juego el efecto karaoke. Reza porque no tengas delante o detrás a alguien de una voz no tan bien dotada como la tuya o va a joderte la canción, directamente. Un efecto que esperaba mucho mayor a lo largo del concierto pero que tuvo, por fortuna, pocos puntos álgidos. Parece que, a pesar de su reciente consolidación total, la gente que se mueve a los conciertos de estos artistas sigue sin interesarse demasiado por el repertorio nuevo que llevarán al directo y desgañita con más alevosía en los temas más clásicos que en esta gira están, por razones obvias, en un segundo plano.
Aprovecharon entonces para disparar, como racionando los temas que estaban teniendo más tirón, las Salas de Espera y Fiesta Mayor, tal vez dos de los más mediocres de La Deriva y que personalmente hubiera cambiado por una interpretación de la terriblemente ausente ¡Alto!
Valiente volvió a elevar al infinito el valor de su debut, Un Día en el Mundo, con un emocionante inicio en el que los asistentes al concierto fueron encargado de poner los vocales. La Cuadratura del Círculo continuó con esta tendencia, esta vez con el batería (apodado "El Indio") en un primer plano con una percusión tan atrevida como insuficiente. Aún así, sonó espléndida y el lugar se sumió de manera definitiva en un estado total de éxtasis. Pucho relajó ambiente con el monólogo existencialista que ha venido repitiendo durante toda la gira a mitad de El Hombre del Saco. "Y en esta deriva que es la vida..." Increíble, cada frase que salía de su boca era pura magia. Remataron la faena con el que para muchos es su tema definitivo, Los Días Raros. De nuevo, un cresciendo espectacular que culmina de manera explosiva. No hay persona viviente que no estalle cuando "el futuro, se vistió, con el traje nuevo del emperador". Ovación atronadora y soberbia al final, que el grupo agradece con afecto y caras de sincera satisfacción.

Tal vez a muchos les cueste entregarse al éxito de Vetusta Morla. Seguramente por el propio éxito y el consiguiente estatus que han adquirido. En ciertos sectores ya no mola que te molen. Es un comportamiento curioso pero respetable. Cada uno que haga lo que quiera, de todas formas. A mí que me dejen arrastrarme a la deriva, por favor. Bravo, bravo y mil bravos más por estos chicos que han llegado adónde están por sus propios medios y desde la autenticidad y la humildad. Utilizando y haciendo que nos familiaricemos con recursos interesantes como la autoedición o el empleo de la música en fines sociales y solidarios. Bravo.

Love of Lesbian fueron los encargados de cerrar la fiesta, a la que se le estimaron unos 5.500 asistentes según las autoridades locales. Vinieron con el mismo espectáculo que han hecho durante el verano, El Poder la Tijera, y que ya relaté ampliamente en mi crónica del Arenal Sound. Un espectáculo muy bien acogido por la gente incluso detrás del show mucho más contundente, serio e intimista que acabábamos de vivir. No dejaron de remarcar en ningún momento que era el último Poder de la Tijera y que tal vez se les fuera la olla. Abundaron los chistes malos y el alcohol y esta vez sí vi su discurso hedonista libertario más extendido hacia el resto de la banda y no solo al incombustible Santi Balmes. Casi idéntico repertorio al del Arenal eliminando alguna que otra nueva canción incluso a pesar de tener cerca a los de La Pegatina, banda con la que colaboraron recientemente. 
Digna de mención la caracterización que uno de los miembros del grupo hizo de Michael Stipe, vocalista de R.E.M., pintándose una banda de pintura azul alrededor de su calva cabeza. 

Santi repite hasta indumentaria. Michael Stipe a su izquierda. A nuestra derecha, vaya.

Todo esto acabó alrededor de las 4.30 de la mañana y una parte del público nos dirigimos a la renfe de la localidad para regresar a nuestros lejanos hogares. Fue, sin duda, una oportunidad barata (ojo, todo esto a 20 euros) y muy apetecible para mucha gente de no perderse el directo de Vetusta Morla, vendido caro en este final de verano por la capital entre DCode y un show de precios poco populares que ofrecerán en el mentado Barclays Center el próximos año. 

Alv.

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