Día 3 –
Festival jueves 31 de julio
¡Uoooo!
Love of Lesbian. Ahí estás por enésima vez y claro, hay la mitad
de gente que hace dos años. Love of Lesbian tal vez giren demasiado.
No obstante, se buscan sus excusas para hacerlo. La de esta temporada
de festivales era la llegada de un nuevo show con temas más
animados, con más artificios, más chistes, más bailes... Y ojo,
porque funciona. La gente deja de lado ciertas disonancias que se
producen en el show y lo disfruta. Se entregan al hedonismo que
propone Santi Balmes y corean los nombres de cada integrante de la
banda antes de que lleguen a tocar una sola nota. Las hordas con
camisetas de John Boy (sí, yo también tengo una) se lleva a hombros
a la agrupación, que se muestra muy correcta y rodada en el directo.
Abren con el Amante Guisante y ya se han metido a muchos en el
bolsillo. Para su desgracia, cuando todo iba sobre ruedas, se vienen
abajo el sonido y la iluminación del escenario, lo que les obliga a
detener al show mientras sus fans no paran de cantar el último tema
que habían iniciado. A los diez minutos vuelven y como si nada.
Ellos no tienen la culpa, y la gente solo quiere más. Y Santi lo
agradece, claro.
A partir de aquí el concierto disminuye en intensidad. Tocan algún tema nuevo que no acaba de convencer al público y el sonido está tal vez demasiado alto. Muchos muchos decibelios, no deberían sonar así. No obstante, encadenan un trío de canciones más lentas y emotivas, que hacen la delicia del espectador sensiblón. Lo que, aunque casi nadie lo diga, ninguno de los presentes acaba de entender, es la tan descafeinada colaboración con La Pegatina, que pasa sin pena ni gloria. A continuación la banda tira de éxitos y suena ya mucho mejor que hace un rato, más definida y enérgica. Incluso se dan el lujo de tocar Club de Fans de John Boy antes del final, y una lágrima cae por mi mejilla. Manifiesto Delirista es el único nuevo tema que ha cuajado, y ese “qué suerte que aún hay gente que lo hace fácil” instaura una perfecta armonía en el show. La gente no deja de corear aquello de “fantáaaaastico, pararapapapa” y se acaba todo.
La sensación general es de haber disfrutado, y yo lo he hecho. Pero no puedo parar de pensar en lo poco que llevan al escenario el resto de componentes de Love of Lesbian el discurso de su líder. El único que se entrega a sus reivindicados hedonismo, vicio y sexo es él. Los demás tocan y poco más. Uno llega a tirarse al público vestido de neopreno y con aletas y gafas, pero siendo sinceros, nadie sabe quién es ese tío y la broma, aunque divertida, me parece fuera de lugar. La próxima excusa para seguir girando es la del desarrollo de un repertorio más comedido y tranquilito, por salas y teatros. Tal vez fuese mejor que se diesen un descanso algo más largo, pero no somos nadie para decidirlo por ellos, que parece que lo tienen muy claro.
A partir de aquí el concierto disminuye en intensidad. Tocan algún tema nuevo que no acaba de convencer al público y el sonido está tal vez demasiado alto. Muchos muchos decibelios, no deberían sonar así. No obstante, encadenan un trío de canciones más lentas y emotivas, que hacen la delicia del espectador sensiblón. Lo que, aunque casi nadie lo diga, ninguno de los presentes acaba de entender, es la tan descafeinada colaboración con La Pegatina, que pasa sin pena ni gloria. A continuación la banda tira de éxitos y suena ya mucho mejor que hace un rato, más definida y enérgica. Incluso se dan el lujo de tocar Club de Fans de John Boy antes del final, y una lágrima cae por mi mejilla. Manifiesto Delirista es el único nuevo tema que ha cuajado, y ese “qué suerte que aún hay gente que lo hace fácil” instaura una perfecta armonía en el show. La gente no deja de corear aquello de “fantáaaaastico, pararapapapa” y se acaba todo.
La sensación general es de haber disfrutado, y yo lo he hecho. Pero no puedo parar de pensar en lo poco que llevan al escenario el resto de componentes de Love of Lesbian el discurso de su líder. El único que se entrega a sus reivindicados hedonismo, vicio y sexo es él. Los demás tocan y poco más. Uno llega a tirarse al público vestido de neopreno y con aletas y gafas, pero siendo sinceros, nadie sabe quién es ese tío y la broma, aunque divertida, me parece fuera de lugar. La próxima excusa para seguir girando es la del desarrollo de un repertorio más comedido y tranquilito, por salas y teatros. Tal vez fuese mejor que se diesen un descanso algo más largo, pero no somos nadie para decidirlo por ellos, que parece que lo tienen muy claro.
"Bebed, follad y blablabla vicio blablabla" |
Más
entrada la noche es el turno de Crystal Fighters y se confirma lo que
muchos esperábamos. El escenario Desperados se escucha mejor desde
lejos que desde cerca, lo cual es una auténtica cagada. O no, si
coges un sitio decente desde el que veas al menos las pantallas.
Empieza el espectáculo y ojo, que estos tíos han tocado en
Glastonbury. Repiten indumentaria e instrumentos, calcada a la del
resto de la gira, y el protagonismo absoluto recae en el cantante y
su enorme penacho de plumas de veteasaberquéanimal.
No para la fiesta, pronto cae LA Calling y se desata la locura.
Es una de esas bandas que triunfan en este festival porque divierten
también a aquellos que no la conocen en profundidad. Se puede bailar
y hacer el payaso cómodamente y además tienen un par de temas que
todo el mundo ha escuchado. Reinan las guitarras bailables y eso, a
las 3:30 am se agradece. Poco más que decir.
Más de uno se mosquea cuando la primera canción del bis resulta ser I Love London. Y justificademente, no hace honores a un set mucho más variado o con más miga que este hit de la electrónica más garrafonera que ha sido trallado ya hasta la saciedad. Por suerte cierra Xtatic Truth y se van con más de lo que ofrecieron durante la mayor parte de un gran concierto.
Más de uno se mosquea cuando la primera canción del bis resulta ser I Love London. Y justificademente, no hace honores a un set mucho más variado o con más miga que este hit de la electrónica más garrafonera que ha sido trallado ya hasta la saciedad. Por suerte cierra Xtatic Truth y se van con más de lo que ofrecieron durante la mayor parte de un gran concierto.
"Love, love blablabla harmony blablabla more love" |
Queda poca energía
para los Maadraasso, Knife Party o Les Castizos que copan el festival
a partir de las 4. No obstante, es el momento de vencer o morir. Me
declaro muerto en tan singular combate, al menos este tercer día. No
creo que pudiese decir mucho acerca de estos artistas, de todas
formas. ¡Esto es solo una batalla, ganaremos la guerra!
Día 4 – Festival
viernes 1 de agosto
Se nota el cambio
de mes en el campo de concentración camping. El calor arrecia y tu
vecino te da por culo con un bombo. La tienda que plantaste en un
lugar tan cojonudo resulta no estar tan bien plantada. Hay una piedra
en el suelo, una zarza, una zarigüeya muerta o los restos de alguien
que fue a ver a Kill the Hipsters el día anterior (o esa misma mañana, mejor dicho) ¿Para algo están
las esterillas, no? Da igual, es inútil. Es inútil porque a las 10
de la mañana, por muy bien que te hayas colocado desde el primer día
(¿eh, papá?) te va a dar el sol. En el cogote, en las piernas, de
refilón, directamente o incluso sin darte. Pero te va a dar. Y no
vas a dormir una mierda. Además está tu vecino con el bombo.
“¿Estos cabrones cuando duermen?” La venganza se sirve en un
plato frío. Un plato frío de ensaladilla rusa, sí. Con un trago de
ginebra para desperezarte por la mañana. “¿Tíos, quién cojones
ha echado el Larios en la botella de Aqua Bona?” Escupes. Puto
Arenal.
“¿Qué
conciertos hay hoy?” “¡Vete a la mierda!” “(ruido de bombo)”
A pesar de todo,
ahí estás viendo a Triángulo de Amor Bizarro. A las siete de la
tarde en un escenario que lleva el nombre de una de las peores
bebidas alcohólicas jamás destiladas. Por suerte, el tiempo
acompaña y se nubla el cielo. Y ahí están ellos otra vez, en un
festival español, a una hora de mierda. Dos grandísimos discos y un
tercero aclamado hasta por la Rolling Stone. Y habría unas 100
personas viéndoles. No es el lugar óptimo pero a pesar de todo
suenan mejor de lo que cabría esperar. Los amplis tiran más que los
altavoces de los laterales y eso se agradece en un emplazamiento en
el que todo suena mucho más alto y distorsionado de lo que debería.
Isa Cea, la bajista, se muestra amable y agradecida, como siempre.
Comienzan con la mirada del lince y suman y siguen.
Nunca un batiburrillo de instrumentos semejantes sonó tan divertidamente salvaje. El grueso del concierto lo lleva su ya mencionado último trabajo, Victoria Mística, pero regalan perlas anteriores como Super Castelvania IV, El himno de la bala o El fantasma de la transición. Robo tu tiempo resume todo lo que son. Ruido, mucho ruido y una potente ¡guillotina! Se va acercando el final y el público se viene un poco menos abajo (sería absurdo decir que se vino arriba) con De la monarquía a la criptocracia y Ellas se burlaron de mi magia. Isa vs el partido humanista, de su primer álbum, suena rabiosa y potente con una Isa que se mete en el papel y rabia contra el gobierno.
Por último, se despiden con una recomendación muy adecuada; llevar navaja siempre es conveniente. Al final, lo dan todo, púas, setlist y baquetas (convenientemente destrozados por el loco del batería) En definitiva, un concierto que dos horas más tarde, poco antes de la caída de el Sol, hubiera sido otra cosa totalmente distinta. Las nuevas estrellas místicas del pop en español merecen otro horario y otro reconocimiento.
Nunca un batiburrillo de instrumentos semejantes sonó tan divertidamente salvaje. El grueso del concierto lo lleva su ya mencionado último trabajo, Victoria Mística, pero regalan perlas anteriores como Super Castelvania IV, El himno de la bala o El fantasma de la transición. Robo tu tiempo resume todo lo que son. Ruido, mucho ruido y una potente ¡guillotina! Se va acercando el final y el público se viene un poco menos abajo (sería absurdo decir que se vino arriba) con De la monarquía a la criptocracia y Ellas se burlaron de mi magia. Isa vs el partido humanista, de su primer álbum, suena rabiosa y potente con una Isa que se mete en el papel y rabia contra el gobierno.
Por último, se despiden con una recomendación muy adecuada; llevar navaja siempre es conveniente. Al final, lo dan todo, púas, setlist y baquetas (convenientemente destrozados por el loco del batería) En definitiva, un concierto que dos horas más tarde, poco antes de la caída de el Sol, hubiera sido otra cosa totalmente distinta. Las nuevas estrellas místicas del pop en español merecen otro horario y otro reconocimiento.
"¡Asjkasdkjdsfdebrvhjreknvr!" |
A las 22:30 en el
Desperados, Miles Kane arranca fuerte con Inhaler, uno de sus temas
emblema. El tío es un palillo y va vestido con unas extrañas mallas
blancas con estampado de leopardo y una chaqueta a juego. Entrañable.
Le pega al britpop al estilo de Paul Weller y Noel Gallagher, pero
algo más canalla. Algo más Alex Turner. Muchos Alex Turners entre
el público, por cierto. Un fenómeno curioso de observar. Miles
lleva una buena banda y lo sabe. Se acompaña de un bajista y un
batería que no escatiman en arreglos y finales estruendosos. Mucho
guitarreo, puro nervio. Se atreve con Sympathy for the devil, de los
Rolling, y por desgracia el público solo le sigue con los “uhhh,
uhh”.
El show tiene poco más. Los temas se suceden de forma efectiva y para alguno se hace pesada su repetitividad. El final, eso sí, no deja quieto a nadie. Miles sale con Don´t forget who you are, el tema estrella de su último álbum, y la gente ahora sí que le acompaña. “Lalalas” incluidos. Desenfreno general y un mensaje simple pero que entra honda y directamente en los más jóvenes. El joven descendiente directo de los hermanísimos de Oasis agita los dedos al cielo a su más puro estilo, como pidiendo más. Le dan más y él da más aún. Come closer, su hit indiscutible, cierra la actuación por todo lo alto; con más coros. Ayer fue Miles Kane, mañana será Jake Bugg. A mí no me importa. No se si me explico.
El show tiene poco más. Los temas se suceden de forma efectiva y para alguno se hace pesada su repetitividad. El final, eso sí, no deja quieto a nadie. Miles sale con Don´t forget who you are, el tema estrella de su último álbum, y la gente ahora sí que le acompaña. “Lalalas” incluidos. Desenfreno general y un mensaje simple pero que entra honda y directamente en los más jóvenes. El joven descendiente directo de los hermanísimos de Oasis agita los dedos al cielo a su más puro estilo, como pidiendo más. Le dan más y él da más aún. Come closer, su hit indiscutible, cierra la actuación por todo lo alto; con más coros. Ayer fue Miles Kane, mañana será Jake Bugg. A mí no me importa. No se si me explico.
No hay tiempo para
más, es indiscutible. Hay que volver a Auswitchz a disfrutar del
poco tiempo libre de bombos y luz solar que haga que te arda cada
centímetro de tu cuerpo. Mañana será otro día, otra batalla, y
hay que preparase.
Alv.
Imágenes obtenidas de la web de Arenal Sound. Imagen del concierto de TAB por Alv.
LONELY ARENAL SOUND- PARTE 1
LONELY ARENAL SOUND- PARTE 2.5
LONELY ARENAL SOUND - PARTE 3LONELY ARENAL SOUND- PARTE 1
LONELY ARENAL SOUND- PARTE 2.5
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