Ameztoy
Si Dios fuera Absoluto el tiempo no existiría. O lo que es lo mismo, sólo existiría la pintura. Es así que toda pintura es religiosa, o más sencillamente Apocalíptica. Y cuando digo Apocalíptica no me refiero únicamente a la fantasía melancólica del fin del mundo, sino principalmente a lo que el paranoico trata de estructurar en su delirio, esto es: la elaboración de una nueva textualidad, una comunidad psicológica que dé lugar a un dios compañero, y del lado de acá de la realidad.
Si Dios fuera Absoluto el tiempo no existiría. O lo que es lo mismo, sólo existiría la pintura. Es así que toda pintura es religiosa, o más sencillamente Apocalíptica. Y cuando digo Apocalíptica no me refiero únicamente a la fantasía melancólica del fin del mundo, sino principalmente a lo que el paranoico trata de estructurar en su delirio, esto es: la elaboración de una nueva textualidad, una comunidad psicológica que dé lugar a un dios compañero, y del lado de acá de la realidad.
Porque Apocalipsis significa visión y supone una claridad, y
no un trastorno, de la luz, el descubrimiemto o la revelación de la luz
que la hipocresía ha enterrado (no por nada era la hipocresía el único y
verdadero pecado que reconocía Jesucristo), ya que es por ella, por la
luz que viene del otro real y concreto, por lo que se gana o se pierde
en el juego de la existencia. Y esta luz que a la realidad le falta es
su verdadera manque, la parte no ya maldita, sino mágica, la parte bella
y loca que la cultura ha silenciado, porque lo que a esta sociedad le
falta es precisamente lo Humano: una verdadera estructura de relación,
una subversión del logos o del sujeto, que es lo que en menos palabras
supone el mal, o lo que más modestamente se ha venido a llamar una
revolución ética o subjetiva.
Y esto porque el sentido último del
Apocalipsis es el de la fusión de las letras sobre los cuerpos, la
comunión materia-espíritu que es lo que la pintura realiza, por cuanto
que su misterio no es otro que el misterio de la Encarnación. Es más,
esa extrañeza o radical heterogeneidad que en otro tiempo se llamó Dios,
es lo que hoy se ha venido a llamar esquizofrenia, lo que no quiere
decir que el esquizofrénico sea el límite del capitalismo, su proletario
o su ángel exterminador, sino mucho más simplemente, que todo arte
verdadero es esencialmente esquizofrénico. Y más aún la pintura, que, lo
mismo que el viaje esquizofrénico, es la respuesta a una situación
social de jaque mate, y por ello mismo, como si de una teoría de la
venganza se tratase, una alabanza o un homenaje secreto a la ruina.
Y es
que como dijera el gran poeta y pintor satanista Blake: "Todo verdadero
artista es amigo del diablo", o sino aquello de "Sabe más el ojo que lo
que la razón conoce", lo que nos lleva, si es verdad que el ojo es
metáfora de Dios, a una nueva filosofía basada en el misterio de la
mirada, una nueva filosofía del ojo como clave de un alma que aún está
por descubrir, y a cuyas cátedras accedería en principio cualquier
camarera.
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“Euskadi Sioux“: Una revista de 1979, de estética fanzinera, en la que participaban autores como Bernardo Atxaga, Iván Zulueta, Juan Carlos Eguillor , Rafael Castellano, Josu Bilbao, Olariaga, Jon Zabaleta, Jon-Gurutze Unzurrunzaga y Vicente Ameztoy. La página web de la revista incluye escaneados a dos resoluciones de los 7 números que se publicaron, y todos los textos de la publicación para facilitar la lectura.
Revista
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“Euskadi Sioux“: Una revista de 1979, de estética fanzinera, en la que participaban autores como Bernardo Atxaga, Iván Zulueta, Juan Carlos Eguillor , Rafael Castellano, Josu Bilbao, Olariaga, Jon Zabaleta, Jon-Gurutze Unzurrunzaga y Vicente Ameztoy. La página web de la revista incluye escaneados a dos resoluciones de los 7 números que se publicaron, y todos los textos de la publicación para facilitar la lectura.
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